Buenos días Jordi. Gracias por aceptar nuestra entrevista, es todo un honor. Para definirte, museografía, arquitectura, exposición… Se puede decir que eres un referente en este sector. Tu currículum es impresionante. Si lo repasamos por encima nos encontramos con el Museo de la Sagrada Familia, La Pedrera, Museo de las Ciencias Naturales de Barcelona, Joan Miró, Picasso, El Prado, Monet, y así un sinfín de espacios y museos repartidos por Europa.

Centrándonos en los museos, nos gustaría que nos comentes cómo es ese momento en el que el cliente te presenta su proyecto a realizar. ¿Cuáles son los factores a tener en cuenta? ¿El cliente viene con una idea establecida o se deja asesorar plenamente?

Cada museo opera de manera similar a una entidad viva, con su propia personalidad y estructura interna. Al igual que en las empresas, detrás de cada museo hay una serie de procesos de gestión y organización que reflejan esta comparación. Por ejemplo, el proceso de contratación, la gestión de exposiciones y la adaptación a diferentes niveles o categorías. La iluminación, como parte esencial en la presentación de obras, es uno de los muchos aspectos que pueden ser subcontratados o manejados internamente según los recursos disponibles.

Vale, pero entonces,pongo un ejemplo: si tenemos que hacer una exposición, ¿Tú eres la persona que le vas a decir exactamente cómo tiene que ir cada espacio iluminado?

En realidad, en el proceso de iluminación de una exposición, mi papel es más de asesoramiento y colaboración que de imposición de decisiones. Veo la iluminación como un servicio al proyecto en sí mismo, donde mi objetivo es trabajar en conjunto con el equipo para realzar la visión y el mensaje de la exposición.

Por ejemplo, recientemente estuve involucrado en una iluminación de la exposición en el MNAC. Esta fue una colaboración entre el Museo del Prado y el MNAC, con obras seleccionadas de ambos museos. El comisario de la exposición, Joan Molina, quien recientemente se convirtió en el responsable de arte medieval del Prado, tenía una visión muy clara sobre cómo quería abordar el tema del arte medieval y su relación con la Iglesia Católica.

Mi papel en este proyecto fue entender la visión de Molina y trabajar en estrecha colaboración con él para traducirla en términos de iluminación. Proporcioné asesoramiento técnico y sugerencias sobre cómo la iluminación podría realzar la narrativa que quería transmitir a través de las obras de arte seleccionadas.

¿Y la función del comisario cuál es?

La labor del comisario es fundamental en la creación de una exposición, ya que su función es construir un discurso coherente a partir de las obras de arte seleccionadas, organizándolas en capítulos que formen una narrativa temática. Este proceso es como componer una novela que transmita un mensaje o tema específico. El comisario investiga y recopila obras que se relacionen entre sí, ya sea por época, tema o estilo, para construir esta narrativa visual.

Aunque a veces se compara este proceso con la organización de una exposición de coches, donde la selección puede ser más evidente, en el ámbito del arte requiere un trabajo minucioso para identificar las obras adecuadas y su ubicación. Dado que el arte ha sido trasladado a lo largo de la historia, es necesario conocer la ubicación y contexto de las obras para complementarlas adecuadamente. En mi experiencia, tuve la oportunidad de trabajar en una exposición en el Prado, lo cual fue significativo ya que era la primera vez que un iluminador externo participaba en un proyecto dentro del museo.

Esto supuso un desafío, dado el arraigo y experiencia de los electricistas internos del museo, quienes tradicionalmente se encargaban de la iluminación y mantenimiento. A pesar de este contexto, el reconocimiento de mi labor en el Prado marcó un hito en mi carrera, especialmente después de haber realizado previamente un curso de formación para el personal del museo y otros profesionales del sector.

Hay otros aspectos importantes, como por ejemplo, el CRI. Cuéntanos sobre ello.

Durante esa experiencia, me encontré con un grupo que se adentraba en un tema técnico, como el CRI y la iluminación LED. Parecían estar en la etapa inicial de adquirir materiales LED, pero carecían de formación para evaluar la calidad de estos dispositivos. Por ello, me contrataron para impartir un curso donde les enseñé a valorar técnicamente las características de un foco y cómo aplicarlo adecuadamente en un entorno museístico. Este curso, que duró aproximadamente cuatro días con sesiones de cuatro horas, fue diseñado para ser compatible con sus horarios laborales. Durante las sesiones, realizamos recorridos por el museo, evaluando la iluminación de las diferentes salas y discutiendo posibles mejoras.

Utilizamos herramientas como el luxómetro y el espectrómetro para obtener mediciones precisas del rendimiento de la luz. Además, realizamos pruebas con muestras de focos de varios fabricantes para encontrar la mejor solución para sus necesidades específicas. En particular, exploramos cómo la iluminación afectaba la percepción de las obras de arte, identificando áreas que requerían mejoras significativas, como salas con iluminación fluorescente de baja calidad que afectaba negativamente la apreciación de las obras. A través de este proceso, pudimos identificar soluciones adecuadas, como proyectores especiales diseñados por fabricantes líderes en iluminación museística, adaptados a las necesidades específicas de cada espacio, como en el caso del Guggenheim y el Prado, que presentan diferencias arquitectónicas y estéticas distintas.

Cuando empiezas en un proyecto,¿qué zonas crees que son las más importantes a la hora dediseñar la iluminación de tu proyecto? Es decir, cuando tú entras en esa sala, ¿qué es lo másimportante? ¿Sólo la escultura? ¿Aquello de los alrededores de la escultura? Explícanos.

La gestión de las sombras es una parte crucial de mi trabajo como iluminador, ya que contribuye significativamente a la creación de la atmósfera y la narrativa visual en una exposición. Cuando hablamos de manejar la luz y las sombras juntas, nos adentramos en un aspecto fundamental de la iluminación. Por un lado, es esencial abordar las partes tangibles de una exposición, es decir, las obras de arte y los objetos expuestos. Pero también es crucial considerar la teatralidad de la exhibición en su conjunto. Mi experiencia inicial en iluminación proviene del ámbito del espectáculo, trabajando en conciertos de rock donde la creación de un ambiente y una narrativa visual dinámica era primordial.

Al entrar en el mundo de las exposiciones, encontré diferencias notables en términos de efímero versus duradero. Sin embargo, descubrí que muchos principios de diseño y narrativa visual se trasladan de un contexto a otro. La transición entre diferentes partes de una exposición, ya sea temática o cronológica, requiere una cuidadosa planificación y coordinación.

Esto incluye la disposición de las obras, la elección de colores para las paredes y el suelo, e incluso la ubicación estratégica de los puntos de luz para resaltar elementos específicos. La transición entre las diferentes secciones de una exposición se convierte así en una experiencia fluida y cohesiva para el espectador. En cuanto a la gestión de sombras, es esencial no solo para la estética general de la exposición, sino también para la conservación preventiva de las obras de arte. Los niveles de iluminación deben ser cuidadosamente controlados para evitar daños en las obras y cumplir con los estándares de conservación. Por lo tanto, mi trabajo no solo se trata de crear una atmósfera visualmente atractiva, sino también de garantizar la protección y preservación a largo plazo de las
obras de arte expuestas.

¿Haciendo referencia a los niveles de luminosidad, existe alguna normativa o limitación cuando hablamos de obras de arte?

En el ámbito de la iluminación de obras de arte, es crucial considerar los límites de luz que pueden soportar los diferentes materiales. Por ejemplo, obras sobre soporte de papel o con materia orgánica tienen restricciones en cuanto a la intensidad de luz que pueden recibir sin dañarse, generalmente hasta un máximo de 50 lux.

Recuerdo haber enfrentado este desafío en exposiciones específicas, como la que mencioné en la Casa Luis de Salamanca, donde tuvimos que ajustar la iluminación para asegurar que las obras estuvieran adecuadamente resaltadas sin exponerlas a más de 35 lux, ya que eran muy delicadas. En cuanto a la colaboración con diseñadores, hemos aprendido que la transición de diferentes niveles de luz dentro de una exposición es fundamental para la experiencia del espectador. Por ejemplo, en una exposición como la de George Méliès, sugerí crear una sala de entrada con hasta 200 lux para luego reducirla a 50 lux o menos a lo largo de la exposición. Esto asegura una adaptación gradual del ojo del espectador a los cambios de luz.

¿Y cómo decides? ¿Voy a iluminar esta pieza con un empotrable, con un proyector, desde suelo.. etc?

Esto lo decides un poco en función del presupuesto que haya.

¿Son limitados los presupuestos o no se ponen?

Los presupuestos en iluminación de exposiciones varían significativamente dependiendo del museo o institución detrás del proyecto. Algunos museos tienen la capacidad financiera para invertir en equipos de iluminación de alta gama, como focos imantados para vitrinas o sistemas de carriles con mini focos de 48 voltios. Más allá del presupuesto, la elección del ángulo de iluminación es fundamental para resaltar las características de cualquier obra. Por ejemplo, en la exposición de Espejo perdido en el Prado, donde se utilizó pan de oro en las obras, se necesitó iluminación con ángulos muy rasantes para evitar reflejos y resaltar los detalles de oro. Este tipo de iluminación resalta los relieves y detalles de las obras, revelando su belleza de manera efectiva.

¿Y qué ángulos utilizas normalmente? ¿ 15 grados, 20 grados, 30 grados?

En iluminación teatral, existen ciertas normas y recomendaciones para iluminar correctamente los rostros de los actores. Una de estas normas sugiere utilizar un ángulo de 45 grados tanto vertical como horizontalmente con respecto a la cara del actor. Esto significa que la luz debe incidir en un ángulo de 45 grados desde arriba y también desde el costado. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los rostros son iguales. Algunas personas tienen caras más planas, otras más profundas, distintas formas de ojos, entre otros detalles. Los fotógrafos, por ejemplo, son especialmente observadores de estos detalles y saben cómo capturar la luz y la composición de una manera que resalte lo mejor de cada persona o escena, utilizando técnicas como la regla de los tercios, la composición de líneas y la consideración de cómo incide la luz. Lo mismo pasa con las obras de arte. Hay una serie de normas no escritas, pero a la vez hay que tener en cuenta el tipo de obra que estamos iluminando.

La experiencia como fotógrafo, ¿tú crees que te ha aportado a tener muchísima más información a la hora de iluminar?

Sí, definitivamente mi experiencia como fotógrafo ha sido fundamental para mi trabajo en iluminación. La fotografía me ha enseñado a observar y analizar los detalles de la luz y la composición. Al igual que cuando esperaba un hijo y empecé a notar bebés y cochecitos por todas partes, la fotografía me ha sensibilizado para ver aspectos que antes pasaban desapercibidos. Mis años de formación en fotografía y en cursos relacionados con el teatro me han proporcionado una amplia gama de conocimientos y habilidades que aplico en mi trabajo diario. Además, la fotografía me ha enseñado a apreciar la importancia de cada detalle y a buscar soluciones creativas para optimizar la iluminación en cualquier situación. Por ejemplo, sé cómo utilizar herramientas como nidos de abeja y conos para controlar los deslumbramientos y mejorar la experiencia visual en una exposición. En resumen, la fotografía ha enriquecido mi comprensión de la iluminación y me ha permitido ofrecer soluciones más efectivas y creativas en mi trabajo.

¿Cuándo trabajas con proyectores de carril en techo, sueles tener altura en los techos para trabajar cómodamente , o te encuentras con espacios bajos y difíciles de trabajar?

Bueno, en realidad me encuentro con una variedad de situaciones. Pero en general, excepto en los grandes museos como el Mnac o CaixaForum que son edificios grandes, la mayoría de las salas son más parecidas a las galerías de arte. Son espacios más pequeños, con dimensiones de alrededor de tres metros o tres metros y medio. En estas salas, suelo trabajar con potencias de LED de un máximo de 12 vatios, ya que utilizar más potencia no tendría sentido en ese contexto.

Pero no tiene que ser fácil, porque también me imagino que estáis pensando en iluminar la obra, ¿pensáis también dónde se va a colocar esa persona que va a disfrutar de la obra y que él mismo no proyecte una sombra?

Claro, esto es realmente fundamental. Hay mucha teoría al respecto, pero al final, cada persona es diferente y necesita algo distinto, incluso un ángulo de luz diferente. Sin embargo, también hay que considerar que debes iluminar la obra sin crear sombras no deseadas. La distancia a la que te encuentres de la obra también es crucial, ya que varía dependiendo del tamaño de la obra. Por ejemplo, para observar una obra de 5 metros, lo ideal es estar a una distancia mínima de 3 metros, mientras que para una obra más pequeña, como de 1 metro, es posible que estés a una distancia más cercana, como de 60 centímetros. En algunos museos, incluso hay restricciones físicas, como las catenarias en el suelo, que limitan la proximidad a los objetos. Por lo tanto, la distribución de la luz es de vital importancia, a veces es necesario iluminar desde el lado para evitar sombras proyectadas cuando el espacio o la altura del techo son limitados.

¿Suele aceptar el diseñador lo que tú le propones o a veces él tiene otra idea diferente?

Bueno, en mi experiencia, he vivido diversas situaciones. Por supuesto, después de tantos años, he tenido de todo. Por ejemplo, con Jaume Aplensa en la exposición de La Pedrera el verano pasado, estuvo muy involucrado en la iluminación. Aunque tuvimos intercambios de opiniones, al final él decidió dónde quería la luz. También me ha pasado con otros artistas, como Miquel Barceló en la exposición de Cerámicas en La Pedrera. En ese caso, él expresó su preferencia por un tono de azul específico, lo cual ajustamos el día antes de la inauguración. A veces, estos intercambios pueden llevar a mejoras en mi trabajo. En resumen, cada proyecto es único y requiere adaptabilidad para lograr el mejor resultado posible.

¿La Regulación es un factor importante?

Por supuesto, la regulación de la iluminación es absolutamente necesaria en mi trabajo. Es innegociable. La utilizo siempre en todo porque la calidad es fundamental. Es como cocinar sin poder escoger la cantidad de cada ingrediente; necesitas controlar cada aspecto para lograr el mejor resultado. Por ejemplo, en la iluminación de obras de arte, la cantidad de proyectores utilizados puede variar considerablemente dependiendo de las necesidades específicas de cada pieza. En la exposición de las cerámicas de Barceló, por ejemplo, llegamos a utilizar hasta 180 focos para iluminar correctamente cada elemento, ajustando intensidades y direcciones de luz según las características de cada obra. La iluminación de textos y cartelas también es crucial, ya que contribuye a la comprensión y disfrute de la exposición.

¿Qué tipo de regulación es el mas utilizado en tus proyectos?

Normalmente, utilizamos sistemas integrados en los propios focos para gestionar la iluminación de manera ágil. En una sala de exposiciones, es fundamental poder realizar cambios rápidos y eficientes. Por ejemplo, durante la inauguración de una exposición, se suelen realizar discursos o presentaciones, para los cuales utilizamos sistemas como Casambi. Esto nos permite controlar la iluminación de forma remota y adaptarla a las necesidades del evento. Además, evita problemas como dejar luces encendidas innecesariamente

¿Qué opinas sobre la posibilidad de regular cada punto de luz directamente desde una app?

En mi experiencia, prefiero la capacidad de controlar cada punto de luz directamente desde una aplicación. Es una opción mucho más ágil y eficiente en comparación con otros sistemas como Dali o el control de 1 a 10. Si bien estos sistemas también se utilizan, en la práctica pueden resultar más complicados y lentos de manejar.

Recientemente, estuve involucrado en el proyecto de iluminación del Centro de Arte de Hortensia Herrero en Valencia. En este proyecto, se optó por utilizar el sistema Dali para el control de la iluminación. Sin embargo, encontramos que este enfoque ralentizaba considerablemente nuestro trabajo y requería la intervención de expertos para hacer incluso los cambios más simples.

La complejidad y la lentitud asociadas con el sistema Dalí se volvieron evidentes cuando necesitábamos ajustar la iluminación de obras de arte adicionales que no estaban inicialmente contempladas en el proyecto. En estos casos, la experiencia de un profesional en iluminación resultó crucial para lograr resultados óptimos y satisfacer las necesidades del cliente.

¿Tienes claro siempre qué temperaturas de color vas a utilizar para iluminar tus proyectos? ¿Varía en función de las obras que vas a iluminar? ¿O más o menos siempre estamos en una misma temperatura de color y un índice de reproducción cromática parecido?

En general, suelo optar por una temperatura de color de 3000K para iluminar mis proyectos en museos. Esta elección se basa en varios factores, incluida la necesidad de mantener cierta coherencia y evitar cambios bruscos en la iluminación, especialmente cuando se mezclan tecnologías de iluminación antiguas y nuevas.

El uso frecuente de 3000K se debe a que muchas veces los museos tienen que integrar iluminación halógena o sistemas anteriores con las nuevas tecnologías. Optar por 3000K ayuda a suavizar estas transiciones y proporciona un compromiso aceptable en términos de calidad de luz.

Sin embargo, he tenido experiencias en las que se ha utilizado una temperatura de color de 4000K con resultados positivos, especialmente en entornos donde la luz natural es escasa, como en países del norte. Por ejemplo, recuerdo un museo en Holanda que utilizaba 4000K y me sorprendió lo bien
que funcionaba, aunque reconozco que fue una experiencia excepcional y no algo que suela considerar de inmediato.

¿Y en cuanto al CRI?

En cuanto al Índice de Reproducción Cromática (CRI), mi estándar mínimo es de 90. Siempre busco una calidad de luz que garantice una reproducción precisa de los colores, lo cual es crucial para resaltar adecuadamente las obras de arte y mantener su integridad visual.

Además del CRI general, también presto especial atención al valor R9, que representa la capacidad de la luz para reproducir el color rojo. Un valor R9 alto es fundamental, ya que muchos colores presentes en obras de arte contienen tonos de rojo. Por lo tanto, si el CRI general es de al menos 90, pero el valor R9 es superior a 92, considero que la calidad de la reproducción del color es satisfactoria.

¿Puedes explicar brevemente qué es el R9?

El R9, es uno de los colores más importantes, el rojo. Y a veces puede pasar que una luminaria sea CR90, pero el R9 no es elevado. Eso me pasó con una obra de arte donde el R9 era inexistente. Al cambiarlo de repente aparecieron características del cuadro que hasta entonces no se apreciaban.

Suele decirse que la iluminación es la gran olvidada. En cambio, como hemos visto a lo largo de la entrevista, lo cambia absolutamente todo. ¿Tú crees que se le da la importancia que merece a la iluminación?

Desde mi perspectiva, creo que la iluminación es fundamental y subestimada en muchos casos. Es como una obra de teatro en la que la iluminación es la directora de escena, guiando la atención del espectador hacia donde se desea y realzando la belleza de lo que se presenta. Es crucial entender que la iluminación no es simplemente agregar luz, sino crear una experiencia que transforme la percepción de lo que se ve. Sin embargo, hay una falta de conciencia general sobre la importancia de la iluminación adecuada.

Muchas personas pueden subestimar su impacto y optar por soluciones de iluminación básicas sin considerar cómo podría mejorar su entorno. Es como si estuvieran comiendo en la oscuridad y no se dieran cuenta de la diferencia que una buena iluminación podría hacer en su experiencia.

Para aquellos que están en el negocio de la iluminación, como yo, está claro que la iluminación es esencial y que se le debe dar la importancia que merece. Pero para aquellos que no están familiarizados con el campo, puede ser difícil comprender la diferencia entre simplemente agregar luz y crear una iluminación efectiva que transforme un espacio.

Creo que hay una necesidad de educar al público sobre la importancia de la iluminación adecuada y cómo puede afectar su experiencia en diferentes entornos. Como por ejemplo, con entrevistas como ésta. Además, es crucial que los diseñadores de iluminación trabajen en estrecha colaboración con sus clientes para comprender sus necesidades y crear soluciones de iluminación que realcen y complementen la belleza de lo que se está iluminando.

¿Logras ese momento en el cual estás enfocando, que dices, ahora estás realzando lo que quería?

Sí, definitivamente alcanzo ese momento en el que siento que he logrado realzar lo que quería. Sin embargo, este momento lo percibo desde diferentes perspectivas, tanto desde arriba como desde abajo. Cuando estoy enfocando, necesito evaluar el resultado desde ambas posiciones para asegurarme de que la iluminación sea óptima en todas las direcciones. En nuestro equipo, siempre trabajamos en parejas: uno está arriba y el otro abajo. Esta dinámica nos permite tener una visión completa del trabajo y abordar cualquier problema desde múltiples ángulos.

¿Cómo cambió la iluminación cuando apareció LED para ti? ¿Cambiaste tu manera de presentar los proyectos? ¿De pensar cómo hacerlos?

Cambió muchísimo mi forma de presentar. Ahora mismo todo es LED, tanto en proyectores como en tiras Led.

¿Utilizas tiras de LED también en tus proyectos?

Por supuesto.

¿Y cómo ha cambiado tu iluminación con el tema de las tiras de LED? ¿O los proyectores LED?

El impacto de las tiras de LED y los proyectores de LED en mi trabajo ha sido sumamente positivo. Estas tecnologías han revolucionado la iluminación en varios aspectos. En primer lugar, han permitido una integración más fluida y discreta de elementos lineales de iluminación, lo cual es especialmente beneficioso para evitar sombras no deseadas. Aunque hemos perdido algo de drama en términos de sombreado, hemos ganado uniformidad y versatilidad.

Además, la amplia gama de soluciones disponibles con estas tecnologías nos ha brindado una mayor flexibilidad y opciones de personalización. Cada año, los fabricantes introducen nuevas características y mejoras, lo que nos permite estar al día con las últimas innovaciones y ofrecer una iluminación cada vez más eficiente y efectiva.

La gestión del calor también ha mejorado significativamente con estas tecnologías, lo que es crucial para garantizar la seguridad y el rendimiento óptimo de la iluminación, especialmente en entornos sensibles como galerías de arte o museos.

Tengo que decirte que a partir de ahora cuando mire una obra de arte veré más cosas de las que veía hasta ahora.¿Por qué? Porque pensaré en todo este trabajo que hay detrás intentando proyectar, mostrar lo que realmente puede mostrar esa escultura o ese cuadro.

Pues me alegro mucho, de verdad. Para mi es y será siempre un honor que se reconozca la importancia de la iluminación en cualquier espacio, y en mi caso en específico, en la iluminación de galerías y museos.